Aval bancario o seguro de impago, ¿qué es mejor?

aval bancario o seguro de impago

Cuando se alquila una vivienda, la seguridad es clave tanto para propietarios como para inquilinos. Mientras los propietarios buscan garantías de pago, los inquilinos prefieren opciones accesibles sin grandes desembolsos iniciales. En este contexto, dos alternativas destacan: el aval bancario y el seguro de impago.

Pero, ¿cuál es la mejor opción? La respuesta depende de las necesidades de cada parte. Analizamos sus diferencias para ayudarte a tomar la mejor decisión.

¿Qué diferencias hay entre un aval bancario y un seguro de impago?

Ambas opciones ofrecen seguridad al propietario, pero funcionan de forma muy distinta. Vamos a ver en qué consisten y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.

Aval bancario: garantía a cargo del banco

El aval bancario es un documento emitido por un banco en el que la entidad se compromete a pagar el alquiler en caso de impago por parte del inquilino. Básicamente, el banco actúa como garante, y si el inquilino no paga, el propietario puede reclamar el dinero al banco.

¿Cómo funciona?

  1. El inquilino solicita el aval en su banco.
  2. Debe depositar el importe de varias mensualidades (normalmente entre 6 y 12 meses) como garantía.
  3. Si incumple con los pagos, el propietario puede reclamar el importe avalado al banco.

Ventajas del aval bancario

  • Proporciona una garantía sólida al propietario.
  • No depende de una aseguradora, sino de una entidad financiera.
  • En algunos casos, el dinero depositado genera intereses.

Desventajas del aval bancario

  • Requiere un gran desembolso inicial por parte del inquilino.
  • No cubre otro tipo de incidencias, como desperfectos en la vivienda.
  • Si el propietario quiere reclamar el dinero, puede tener que pasar por un proceso burocrático con el banco.

Seguro de impago: la opción más flexible

El seguro de impago del alquiler es una póliza que el propietario contrata con una aseguradora. En caso de impago, la aseguradora se encarga de abonar las mensualidades adeudadas y, además, puede incluir coberturas extra, como defensa jurídica o reparación de daños.

¿Cómo funciona?

  1. El propietario contrata el seguro con una aseguradora.
  2. Se realiza un estudio de solvencia del inquilino.
  3. Si el inquilino deja de pagar, la aseguradora cubre las rentas y, en algunos casos, también los gastos de desahucio.

Ventajas del seguro de impago

  • No requiere que el inquilino deposite grandes cantidades de dinero.
  • Ofrece coberturas adicionales, como defensa jurídica y reparación de daños.
  • Se puede contratar con mayor facilidad que un aval bancario.

Desventajas del seguro de impago

  • Puede tener un costo anual que el propietario debe asumir.
  • No todas las aseguradoras aceptan a cualquier inquilino; algunas exigen ciertos requisitos de solvencia.
  • Los pagos no siempre son inmediatos si hay impago.

¿Cuál es el coste del aval frente al coste del seguro de impago?

Aquí encontramos una gran diferencia entre ambas opciones:

  • Aval bancario: el inquilino debe depositar el importe de varias mensualidades en el banco, lo que puede suponer miles de euros bloqueados. Además, el banco puede cobrar comisiones por la emisión del aval, que pueden rondar el 1%-2% del total avalado.
  • Seguro de impago: el coste lo asume el propietario y suele estar entre el 3% y el 5% del importe anual del alquiler. Por ejemplo, si el alquiler es de 1.000 € al mes, el seguro puede costar entre 360 € y 600 € al año.

Si bien el seguro de impago supone un gasto para el propietario, no requiere la inmovilización de grandes cantidades de dinero como el aval bancario.

¿Cuál es la mejor elección: aval bancario o seguro de impago?

La decisión entre un aval bancario y un seguro de impago no es universal. Dependerá de quién eres (inquilino o propietario) y de tus necesidades y prioridades.

Desde la perspectiva del inquilino: ¿qué opción conviene más?

Los inquilinos suelen preferir el seguro de impago, ya que el aval bancario puede suponer un problema financiero importante. Veamos por qué.

Aval bancario: solo si tienes una gran capacidad económica

El aval bancario exige un gran desembolso inicial, ya que el banco suele pedir que el inquilino deposite una cantidad equivalente a entre 6 y 12 meses de alquiler. Para un piso con una renta de 1.000 €/mes, esto significa inmovilizar entre 6.000 € y 12.000 € en el banco.

Además:

  • No puedes tocar ese dinero mientras dure el contrato.
  • En muchos casos, el banco cobra comisiones por la emisión del aval.
  • Si dejas de pagar el alquiler, el banco pagará al propietario, pero luego te reclamará a ti el dinero, por lo que no es un «seguro de impago» real.

Por tanto, el aval bancario puede ser una opción si tienes una gran estabilidad financiera y no te importa bloquear una gran cantidad de dinero.

Seguro de impago: la mejor opción para la mayoría de los inquilinos

El seguro de impago no supone un coste directo para el inquilino. Es el propietario quien lo contrata y lo paga, por lo que el inquilino no tiene que inmovilizar dinero ni hacer trámites bancarios complicados.

Sin embargo, hay un punto clave: la aseguradora analizará la solvencia del inquilino antes de aprobar la póliza. Esto significa que si tienes ingresos bajos o un contrato laboral inestable, puede que no te acepten.

En resumen:

  • Si eres un inquilino solvente, el seguro de impago es la mejor opción porque no tienes que bloquear dinero en el banco.
  • Si no cumples con los requisitos de la aseguradora, es posible que el propietario te pida un aval bancario como alternativa.

Desde la perspectiva del propietario: ¿qué opción protege mejor el alquiler?

Para los propietarios, la prioridad es asegurarse de que recibirán el alquiler aunque el inquilino deje de pagar. Aquí es donde entra la gran diferencia entre ambas opciones.

Aval bancario: buena garantía, pero con burocracia

Para el propietario, el aval bancario es una garantía sólida, ya que el dinero está bloqueado en el banco y puede reclamarlo en caso de impago. Sin embargo:

  • No protege frente a impagos prolongados (si el aval es de 6 meses y el inquilino deja de pagar un año, habrá 6 meses sin cobertura).
  • Reclamar el dinero al banco puede ser un proceso lento, ya que la entidad financiera hará sus propios trámites antes de liberar los fondos.
  • No cubre otros problemas como daños en la vivienda o costes legales por desahucio.

El aval bancario puede ser una opción interesante para propietarios que buscan una garantía fuerte y no quieren depender de aseguradoras, pero su ejecución puede ser más complicada en caso de impago.

Seguro de impago: la opción más completa para propietarios

El seguro de impago es mucho más que una simple garantía de pago. Además de cubrir las rentas impagadas, suele incluir:

  • Defensa jurídica y costes de desahucio.
  • Reparación de daños en la vivienda.
  • Asesoramiento legal en caso de conflictos con el inquilino.

Esto lo convierte en una opción mucho más completa y flexible.

Además, el propietario no tiene que hacer trámites con el banco ni esperar a que la entidad libere el dinero. La aseguradora se encarga de todo si hay problemas.

¿El único inconveniente? El propietario debe asumir el coste del seguro (normalmente entre el 3% y el 5% del alquiler anual), lo que puede suponer entre 300 € y 600 € al año en un alquiler de 1.000 €/mes.

Preguntas frecuentes sobre si elegir aval bancario o seguro de impago

¿El propietario puede exigir ambas cosas?

No es común, pero algunos propietarios pueden pedir un aval bancario y, además, contratar un seguro de impago por su cuenta.

¿El inquilino puede elegir entre aval bancario o seguro de impago?


No siempre. La decisión final suele estar en manos del propietario, aunque algunos están abiertos a negociar.

¿Qué pasa si el inquilino deja de pagar y hay un aval bancario?

El propietario debe reclamar el dinero al banco, pero el banco puede tardar en hacer el pago, ya que primero intentará cobrar al inquilino.

¿Cuánto tarda un seguro de impago en pagar al propietario?

Depende de la aseguradora, pero suelen pagar entre 1 y 3 meses después de iniciado el proceso de reclamación.

Tanto el aval bancario como el seguro de impago son herramientas para garantizar el pago del alquiler, pero cada una tiene ventajas y desventajas.

Si eres inquilino, el seguro de impago suele ser una opción más accesible, ya que no requiere bloquear dinero en el banco.

Si eres propietario, el seguro de impago también puede ser más conveniente porque cubre más situaciones, como impagos prolongados y daños en la vivienda.

Al final, la mejor opción dependerá de la situación financiera del inquilino y del nivel de seguridad que quiera el propietario. Lo ideal es hablarlo entre ambas partes y buscar la mejor solución para todos. 

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