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Mantenimiento preventivo de inmuebles para evitar costes

Mantenimiento preventivo de inmuebles

El mantenimiento de una vivienda en alquiler puede ser como esa visita al médico que a veces dejamos pasar porque, bueno, no duele nada. Pero ¿sabías que esa «revisión general» en tu piso puede ayudarte a evitar gastos imprevistos y sustos mayores? El mantenimiento preventivo es tu aliado cuando se trata de mantener un inmueble en buen estado, ahorrar costes y, de paso, evitar problemas futuros. 

¿Qué es el mantenimiento preventivo de las viviendas de alquiler? 

Para empezar, el mantenimiento preventivo es ese conjunto de tareas que se realizan en la vivienda para asegurarse de que todo funcione correctamente y evitar que algo pueda fallar más adelante. Básicamente, es un chequeo de los elementos básicos de la casa, como las instalaciones eléctricas, el sistema de calefacción, las tuberías y hasta los electrodomésticos, que con el tiempo y el uso pueden empezar a dar problemas. 

Un buen mantenimiento preventivo evita costosas reparaciones futuras y ayuda a mantener la vivienda en buenas condiciones para que, si algún día quieres volver a alquilarla, esté lista sin grandes reformas.

¿Qué tareas de mantenimiento realizar en un piso alquilado? 

Cuando tienes un piso alquilado, hay una lista de tareas de mantenimiento que es mejor no dejar pasar. Son pequeños arreglos y revisiones que, aunque puedan parecer insignificantes, evitan problemas más grandes (y más caros) en el futuro. 

Primero, el sistema eléctrico, las instalaciones eléctricas son como el corazón de la vivienda. Aunque no hace falta revisarlas cada mes, sí que conviene chequear cada cierto tiempo que los enchufes no estén sueltos, que los interruptores no hagan ruidos raros y que no haya cables rotos o estropeados. No está de más pedirle a un profesional que le eche un ojo cada pocos años para asegurarse de que todo sigue en orden y, así, evitar sorpresas desagradables.

Luego tenemos las tuberías y la fontanería. Esto incluye revisar las llaves de paso, chequear que los grifos y desagües no estén goteando, y asegurarse de que las tuberías no estén empezando a obstruirse (esos primeros avisos con agua que baja despacio son una señal clarísima). Limpiar los desagües de vez en cuando y echarles productos específicos evita esas escenas de pánico con agua por todas partes.

En invierno, el sistema de calefacción es nuestro mejor amigo, ¡pero solo si funciona bien! Ya sea que la vivienda tenga caldera o radiadores eléctricos, es recomendable hacer una revisión anual, especialmente antes de que empiece el frío. De esta manera, te aseguras de que todo funcione bien cuando más lo necesitas y evitas esas sorpresas de último minuto que nadie quiere.

Y no nos olvidemos de las ventanas y puertas. Aunque parezca una tontería, un sellado que ya no funciona bien puede convertir el piso en una nevera en invierno y en un horno en verano. Darles una vuelta, revisando los cierres y los burletes, es clave para evitar fugas de calor o ruido. Un poco de aceite en las bisagras y, listo, ¡como nuevos!

Finalmente, si el piso viene con electrodomésticos, conviene hacerles una pequeña revisión de vez en cuando. Limpiar filtros de la lavadora o el aire acondicionado, asegurarse de que el horno calienta bien y que la nevera enfría adecuadamente puede alargar su vida útil y, además, ahorrar en consumo energético.

Estas tareas básicas de mantenimiento son simples, pero marcan la diferencia entre tener una vivienda que funcione sin problemas o encontrarse con sorpresas. Así que, tanto si eres propietario como inquilino, vale la pena darle un vistazo a la casa de vez en cuando para que todo esté en orden. ¡Tu yo del futuro te lo agradecerá!

¿Cada cuánto tiempo hay que llevar a cabo labores de mantenimiento en la vivienda?

La frecuencia de las labores de mantenimiento puede variar según el elemento que se quiera revisar. Algunas tareas, como la revisión de la caldera, conviene hacerlas una vez al año, mientras que la instalación eléctrica puede revisarse cada tres años, o antes si surgen problemas. Las tuberías también agradecerán un chequeo cada dos o tres años, y si hay problemas de obstrucción, pueden necesitar revisiones más frecuentes.

En cuanto a los electrodomésticos, su mantenimiento varía según el uso, pero una revisión general anual es una buena práctica para detectar cualquier posible fallo. También es útil que el inquilino revise regularmente los puntos básicos, como el estado de los filtros de aire acondicionado, y que avise al propietario si nota alguna irregularidad.

¿Por qué es importante llevar a cabo un mantenimiento preventivo en una vivienda de alquiler? 

Hacer un mantenimiento preventivo en una vivienda de alquiler tiene beneficios claros. En primer lugar, ahorra costes a largo plazo, un pequeño gasto en revisión y arreglos menores puede evitar reparaciones caras en el futuro. Además, previene el desgaste prematuro de las instalaciones y los aparatos, lo que permite alargar su vida útil y reducir la necesidad de reemplazos.

También contribuye a mantener la seguridad de la vivienda, tanto para el inquilino como para el propietario. Las instalaciones revisadas y en buen estado reducen el riesgo de accidentes como cortocircuitos, fugas de gas o problemas de fontanería. Y, no menos importante, ayuda a mejorar la relación entre propietario e inquilino, ya que el inquilino se sentirá bien cuidado y tendrá menos problemas de los que preocuparse en su día a día.

Un buen mantenimiento preventivo es la clave para tener una vivienda de alquiler en buen estado, segura y libre de sorpresas costosas. Tanto si eres propietario como inquilino, dedicarle algo de tiempo a estas revisiones periódicas puede hacer que la experiencia del alquiler sea más positiva para ambas partes. Al final del día, mantener la vivienda en buen estado no solo es una inversión en tranquilidad y seguridad, sino también en ahorro a largo plazo.

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